La historia del Rey Suraghu
En la cordillera del Himalaya hay un monte llamado Kailása, a cuyos pies vive una tribu primitiva conocida como Hemajata (de pelo amarillo). Su rey era Suraghu, un hombre fuerte, sabio y poderoso, dotado de autoconocimiento y altamente versado en poesía y otras destrezas literarias. Desconocía la fatiga y era justo en su gobierno, premiando y castigando a los que se merecían premio o castigo. Pero su visión espiritual adolecía de cierta obscuridad a causa de su frenética e impaciente actividad.
Suraghu comenzó a pensar para sus adentros:
La gente sufre mucho por mi causa y este sufrimiento me hace sufrir también a mí. Quisiera proporcionarles grandes riquezas y satisfacciones a todos ellos para que disfrutaran constantemente y su alegría fuera mi alegría. Pero al verme obligado a premiarlos unas veces y castigarlos otras, yo también me premio y me castigo, gozo y sufro con ellos. El rey se sentía muy angustiado pensando estas cosas. Un día, el sabio Mandavya fue a visitar el rey. Suraghu recibió al sabio con todos los honores, se postró ante él y le preguntó: Señor, me siento atormentado por las angustias que ocasiono al premiar o castigar a mis súbditos y que, a la postre, revierten sobre mí. Te ruego que me ayudes a conseguir una visión ecuánime y me liberes del perjuicio de la parcialidad.
Mandavya le contestó:
La debilidad mental se supera por el propio esfuerzo basado en la sabiduría que brota en el que está firmemente arraigado en el autoconocimiento. La depresión mental se evita con la investigación sobre la naturaleza del ser. Uno debe preguntarse a sí mismo: ¿Qué son esos humores y sentimientos que brotan en mi interior?. Por medio de una investigación de este tipo, tu mente madura y se desarrolla. Cuando comprendas tu verdadera naturaleza po rmedio de esta investigación, jamás volverán a asaltarte la duda ni la desesperación. La mente abandona el pasado y el futuro y, en consecuencia,su funcionamiento fragmentario.
Entonces experimentas la paz suprema.Cuando estés en ese estado de tranquilidad, que es la ecuanimidad que buscas, sentirás piedad por todos los que buscan riquezas o poder terrenal.Cuando alcances el autoconocimiento y tu conciencia se halle infinitamente expandida, no podrás caer en el pozo negro del mundo objetivo, como un elefante no puede sumergirse en un charco. Eso sólo le pasa a la pequeña mente que busca el poder y los pequeños placeres.
Cuando ve la verdad suprema, la mente lo abandona todo. Por consiguiente, hasta conseguir esta suprema visión, deberíamos renunciar a todo. El autoconocimiento no se alcanza hasta que uno no renuncia a todas las cosas; cuando uno abandona todos los puntos de vista, sólo queda el ser, lo que queda es el ser. Hasta que uno no supera los obstáculos, no consigue lo que desea
fervientemente. Lo mismo ocurre con el autoconocimiento. Después de decir estas palabras, Mándavya abandonó el palacio y Suraghu quedó reflexionando sobre ellas de este modo:
Autoinvestigación de Suraghu
¿Qué es lo que conocemos como yo?. Yo no soy el monte Meru, el Meru no me pertenece. Tampoco soy la tribu que vive en su ladera, ni esa tribu me pertenece ni corresponde en modo alguno. Dicen que este reino es mío, pero yo quiero abandonar esa noción de propiedad. Quiero abandonar este palacio y esta ciudad; ni yo soy esta ciudad ni ella me pertenece. Del mismo modo quiero abandonar las nociones de familia, mujer, hijos, etc… Sólo me quedaría el cuerpo.Debo investigar sobre mi cuerpo. Yo no soy las substancias materiales que lo componen, como la carne y los huesos, ni la sangre ni los órganos motrices. Todo eso son substancias inertes, y en cambio yo soy consciente de ellas, y por tanto no puedo identificarme con ellas. Tampoco soy mis alegrías, ni ellas me pertenecen realmente; no soy el intelecto ni los órganos de los sentidos, ni ellos son míos, pues también son inertes y yo soy consciente de ellos, y por tanto no puedo identificarme con ellos. Ni siquiera soy mi mente que es la causa radical de este necio círculo del nacimiento y la muerte. Tampoco soy la facultad de discriminación ni el sentimiento del ego. Todo eso sólo son ideas que brotan en la mente. ¿Pero qué queda además de esto?. Lo que queda es el jiva consciente,envuelto en una relación sujeto-objetiva, pero puesto que puede ser objeto de conocimiento tampoco es el ser. Por tanto debo abandonar todo lo cognoscible, todo lo que puede ser objeto perceptible para un sujeto. Lo que queda es la conciencia pura libre de toda sombra de duda. Soy el ser infinito que no tiene límites. El propio creador Brahmá, Indra el rey de los dioses, Yama el señor de la muerte, Váyu el dios del viento y todos los seres existentes están atados a esta conciencia infinita y no pueden librarse de ella ni superarla. Esta conciencia omnipotente o chit-shakti, está libre de la limitación de la objetividad. Aunque es la realidad de todos los seres porque los penetra yenvuelve a todos ellos por igual, está más allá del ser y del no ser. Es la belleza que hay en todo, la luz de todo ser, la esencia de todas las formas y modificaciones, aunque está más allá de todas ellas. En todo momento es todo en todas las cosas. Se manifiesta en los catorce niveles de la existencia: la propia idea del universo en su conjunto no es más que esta poderosa conciencia, chit-shakti. Las nociones fragmentarias de dolor y placer son falsas porque son dualistas, suponen un sujeto y un objeto, mientras que esta conciencia omnipotente es omnipresente e infinita. Es el ser cuando estoy despierto y cuando vivo engañado; ella misma es el rey. Este cuerpo y esta mente sólofuncionan por su poder. Todas las cosas de este mundo bailan al son que ella marca. ¡Qué insensato era al angustiarme por conceder premios y castigos a mis súbditos!. Ahora que he despertado, he visto todo lo que hay que ver y he alcanzado lo más valioso que se puede alcanzar. ¿Qué es el dolor y el placer,la felicidad y el sufrimiento, el premio y el castigo?. Todo está impregnado de Brahmán.¿Qué justificación puede haber para alegrarse o para llorar?. ¿Qué sentido pueden tener la risa y el llanto?. ¿Quién hace eso?. Lo único que existe es la conciencia infinita. ¡Yo te saludo, hermoso dios, ser infinito!
Por medio de esa investigación, Suraghu alcanzó el estado supremo de conciencia y nunca más volvió a ser afectado por el dolor. A partir de entonces, siguió practicando sus obligaciones con una mente perfectamente equilibrada y ecuánime. Compasivo, pero no desdeñoso, sin prestar atención a los pares de opuestos, pero no celoso, ni inteligente ni estúpido, ni motivado ni carente de motivación, vivía en la ecuanimidad y la calma interior. Había comprendido y realizado que todo esto no es sino la múltiple manifestación de la conciencia, y en la plenitud del conocimiento, estaba en paz tanto en la alegría como en el dolor.
Gobernó aquel reino durante muchos años y en su momento abandonó el cuerpo por su propia voluntad y alcanzó la unidad con la conciencia infinita.
OM