por Prema Devi.
El embarazo es un proceso extraordinario en la vida de una mujer. Muchos cambios ocurren en el interior de la futura madre, cambios fisiológicos, anatómicos y emocionales. Es el momento de la vida de una mujer en que se vuelve más intuitiva e instintiva, durante esa transición hacia la maternidad. El embarazo abarca de forma general 40 semanas pero cada bebé, si el embarazo transcurre sin complicaciones, sabe exactamente cuando tiene que nacer.
La práctica del yoga durante esta etapa tan especial, el embarazo, ayuda a la mujer a ser más consciente de estos cambios, a sentirlos, comprenderlos y vivirlos en su plenitud. Las asanas (posturas) modificadas para cada periodo de la gestación le hacen conectar con su cuerpo. Es una ayuda inestimable para soltar tensión física en los músculos y articulaciones, pero también para liberar emociones y ayudar a sentirse libre de inhibiciones.
La práctica del Yoga ayuda a encontrar bienestar físico, mental y emocional, ayudando a la futura mamá a conservar la salud durante esta etapa, a evitar el estrés, descargar la tensión diaria y proteger la espina dorsal, de modo que el cuerpo se pueda acomodar con facilidad a los cambios, además de aumentar el nivel general de salud y energía.
La práctica de yoga prenatal será un momento de pausa, un momento de conexión única con el bebé. Con el yoga la futura madre sentirá cómo su cuerpo cambia día a día. Es, sobre todo, una oportunidad única para ser absolutamente consciente de su respiración. De su respiración natural. A través de la respiración se conectará con su propio cuerpo, pero también con su bebé, que se mecerá rítmicamente con cada ciclo respiratorio. Una mala postura, una actitud corporal inadecuada, tensión en la parte alta del cuerpo, el estrés, las preocupaciones, comprometen, sin duda, el ritmo natural de la respiración. A través de la práctica del yoga se ayuda a reestablecer, sin forzar y siempre de una forma suave, una postura adecuada para que el fluir de la respiración no se vea entorpecido. La columna vertebral es nuestro eje, con dos direcciones claramente definidas; un descenso hacia la tierra de cintura para abajo, influenciada claramente por la gravedad y una parte más ligera y suelta, de cintura para arriba, que se alarga hacia el cielo. El crecimiento del bebé en el interior del cuerpo de la madre pone claramente de manifiesto estas dos fuerzas. Todo su organismo se está adaptando a estos cambios, y el bebé es un compañero activo durante todo embarazo.
La futura madre, el sonido de su voz, sus emociones, sus movimientos, sus pensamientos, interaccionan con el bebé. La comunicación con el bebé, sea cual sea la situación y los sentimientos es muy importante. El miedo, la tristeza y las preocupaciones también forman parte de las emociones y el reconocerlo y expresarlo enseñan al bebé ya desde su vida en su interior. Durante el embarazo, madre y bebé están profundamente conectados.
La práctica frecuente del yoga durante el embarazo aumenta la consciencia en el cuerpo y permite ir asimilando mejor sus cambios, preparando a la futura madre para el día del parto. Se aprende a reconocer diferentes partes del cuerpo; y a liberar las que pueden tener cierta tensión, siempre a través de la respiración. Se aprende a reconocer el suelo pélvico, esa puerta que el bebé tendrá que atravesar en su camino hacia el exterior. El cuerpo sabe más. Los diferentes movimientos que se realizan durante el embarazo con la práctica del yoga, proporcionan memoria corporal a la madre para que el día del parto todo su ser sepa moverse de forma instintiva, sin que tenga que pensar.
Nadie puede enseñar a una mujer a parir, nadie puede enseñar a un bebé a nacer. Es un proceso completamente involuntario, espontáneo y natural. Ocurre. Es potente, bello y absolutamente salvaje. Sí podemos, sin embargo, elegir ser conscientes de un proceso tan increíble como es el embarazo, el milagro del parto y el nacimiento.